El ministro de Educación, Harald Beyer, planteó en el Congreso Nacional las principales líneas de acción que desarrollará su cartera durante este año. En su exposición distinguió cuatro ejes fundamentales y esbozó las que serían las metas prioritarias en torno a cada uno de ellos.
La primera preocupación del ministro es mejorar la equidad en la educación, de modo que el origen socioeconómico del niño no sea el elemento determinante de su desempeño estudiantil. Es este un objetivo universalmente compartido, pero nada fácil de alcanzar, pues las diferencias en el desarrollo infantil van apareciendo muy tempranamente, antes de que el niño llegue al sistema escolar. Las investigaciones más completas indican que las diferencias de vocabulario comienzan a aparecer tan pronto como el menor aprende a hablar y ya a los tres años las brechas entre los niños son prácticamente iguales a las que existen entre sus padres. Para acercarse al objetivo de equidad, se buscará dar cobertura de educación preescolar al 60 por ciento de la población de más bajos ingresos. A esas alturas del desarrollo infantil parece posible entregarles a los niños que provienen de hogares menos provistos de elementos culturales aquello que les falta para equiparar su desarrollo intelectual con el de quienes provienen de hogares acomodados.
Un segundo eje es el del equilibrio que debe existir entre la autonomía de los establecimientos y los sistemas de control. Para ello se busca consolidar un sistema de aseguramiento de calidad en la educación escolar, además de los proyectos dirigidos a la educación superior. Las garantías y estándares de calidad son importantes, pero como dijo el secretario de Estado, serán los propios establecimientos y comunidades educativas los que van a producir el cambio, y para ello es necesario darles la posibilidad de que desarrollen sus proyectos educativos.
Un tercer camino es el perfeccionamiento de los profesores y la formación de nuevos directores escolares. La ley 20.501 sobre calidad y equidad en la educación ya dio algunos pasos importantes como la creación de la beca vocación de profesor, cuyos resultados debieran ahora analizarse.
El último de los campos analizados por el ministro fue el del financiamiento de la educación superior. Existen en el Congreso proyectos relacionados con esta materia, como el de los créditos con aval del Estado, pero el ministro se refirió al envío de uno nuevo que buscará una nueva forma de asignar recursos a las instituciones de educación superior siguiendo criterios objetivos según las tareas que realicen. Parece mucho más racional que los recursos del Estado que se entregan directamente a las universidades se distribuyan según el aporte que hacen a la sociedad a través de la investigación, y no de acuerdo con la mera naturaleza jurídica de la institución. Los objetivos están bien definidos y corresponden a soluciones apropiadas a los problemas que enfrenta el país, salvo que no consideran el esencial ámbito de la educación técnico-profesional. Cabe esperar que ante estos planteamientos se abra un espacio de discusión seria sobre las propuestas, sin caer en presiones violentas en defensa sólo de los intereses de algunos sectores involucrados
Fuente : El Mercurio
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